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Ñuble | Diguillín | Chillán - Publicado hace 1288 dias

El primer año del Hospital de Chillán en la pandemia del COVID-19

El primer año del Hospital de Chillán en la pandemia del COVID-19
#1100 | 11 de Marzo del 2021
La transformación del establecimiento ha permitido responder a la creciente demanda en las unidades críticas y continuar operativo en todas las áreas, pero con retrasos en las cirugías electivas y consultas médicas con especialistas.

‘Con afiches en la unidad de emergencia que preguntaban si la persona venía de un viaje de China, Corea, Irán, Italia o Singapur comenzamos a aproximarnos a la posibilidad de atender al primer caso de coronavirus en nuestro hospital, hasta que ya se hizo inminente su presencia con la confirmación en el Maule’. Así recuerda el director (s) del Hospital Clínico Herminda Martín, Dr. Antonio Salinas, el ambiente previo al 12 de marzo, cuando se oficializó el primer contagio en la Región de Ñuble.

 

‘Esos días todo era expectación, una mezcla de incredulidad, pero también de temor natural, por todo lo que estaba ocurriendo en el mundo y pese a que nos veníamos preparando para ese momento desde enero, solo ante el hecho consumado uno dice: esto ya está aquí y no hay vuelta atrás’, comenta el facultativo.

 

A un año del inicio de la pandemia en Ñuble, 1.020 personas han sido dadas de alta, tras recuperarse del Covid-19 en el principal centro asistencial de la región. El primer paciente evolucionó favorablemente, situación muy distinta a la que se viviría semanas después con la internación de la primera persona en la Unidad de Paciente Crítico (UPC), mostrando el lado más temido de esta enfermedad.

 

Hoy, aunque la pandemia no está superada, el centro asistencial ha demostrado su capacidad para enfrentar este desafío sin precedentes, equipos clínicos preparados, más tecnología y prácticamente todo el personal vacunado contra el virus.

 

El director (s) explica que ‘el hospital se preparó para responder a una demanda nueva en la parte clínica y muy exigente en cuanto al fortalecimiento de la atención crítica, con un plan escalable de reconversión de camas, más apoyo diagnóstico y terapéutico, capacitación para el personal y medidas de autocuidado para asegurar la continuidad de los servicios’.  Agrega que ‘se han explorado soluciones que antes no pensábamos, ha sido un periodo desafiante en cuanto a organización y motivación de los equipos, pero de mucho aprendizaje. Las cifras muestran el gran reto que significó para todos y todas contribuir en la respuesta’.

 

A pocas semanas del primer caso, el laboratorio del hospital fue autorizado para procesar exámenes PCR, convirtiéndose en un pilar de la estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento en la región. Esta disponibilidad permitió testear rápidamente a los pacientes hospitalizados y así controlar los brotes internos.  De 100 muestras analizadas al inicio de la pandemia, hoy la unidad pasó a procesar hasta 1.200 exámenes diariamente.

 

En los números, Salinas destaca el crecimiento para la atención especializada de pacientes críticos. ‘Las camas críticas de adultos totalizaban 26 antes del COVID-19, sumando intensivas e intermedias, ahora son 72 camas con sus respectivos ventiladores mecánicos invasivos, prácticamente todos nuevos. Además, se adquirieron cánulas de alto flujo nasal, técnica que ha demostrado su eficacia como una alternativa a la ventilación mecánica en pacientes que cumplen con ciertos criterios clínicos’.

 

Hasta febrero de este año, 287 personas han ingresado a cuidados intensivos por las graves complicaciones de esta enfermedad, con una estadía de 13 días en promedio. El perfil que comparten la mayoría de estos pacientes es: diabetes, hipertensión y obesidad.

 

‘Nos dispusimos para enfrentar un escenario muy complejo y transformamos nuestras prácticas, la forma de relacionarnos, se redefinieron los espacios para trabajar y atender en forma segura, se restringió la circulación de personas y hasta hoy se aplican exigentes rutinas y protocolos de bioseguridad en las áreas de mayor exposición’, comenta la subdirectora de Planificación y Desarrollo, Jimena Viñuela.

 

También coincide en que expandir las camas críticas fue el gran desafío, porque no solo se trata de incluir el ‘mueble’, ‘esto lleva aparejado el equipamiento, personal capacitado en su manejo, medicamentos y toda la logística de insumos, lavandería, esterilización y exámenes, las 24 horas’.

 

‘No solo lamentamos a los fallecidos y el sufrimiento que esta crisis ha significado para miles de personas, el desgaste y cansancio de nuestro personal, también el impacto que ha tenido en la oportunidad de la atención, traducido en la postergación de consultas médicas e intervenciones quirúrgicas’, comenta la médica.

 

Esto, porque la necesidad de tener siempre camas críticas disponibles obligó a priorizar las cirugías de urgencia (accidentes cerebrovasculares, accidentes de tránsito) y oncológicas y aplazar aquellas electivas ante la posibilidad de complicaciones que requirieran de un cupo en la unidad de paciente crítico.

 

Pese a las restricciones, el año pasado se realizaron 14 mil intervenciones quirúrgicas. Esto es 38 por ciento menos que en la prepandemia.

 

Las consultas médicas de especialidades llegaron a 118 mil, un 33 por ciento menos que el último año. Esta limitación abrió paso al uso intensivo de la telemedicina, estrategia que creció 128 por ciento.

 

‘La crisis sanitaria obligó a trabajar con sentido de urgencia y espíritu de colaboración’, es la enseñanza que rescatan los directivos hospitalarios para abordar este segundo año en pandemia.